A pesar que Edgar Rodolfo Quispe Condori empezó a estudiar la carrera de ingeniería de sistemas sin ni siquiera tener un computadora, hoy, gracias a su talento y perseverancia, ocupa el puesto de ingeniero de desarrollo de software en la prestigiosa multinacional Microsoft, en Estados Unidos.
Según la Agencia Andina, el vínculo entre el joven cusqueño y las matemáticas, se remonta a cuando tenía 4 años y ayudaba en la tienda de abarrotes de su mamá. A diario empezó a enfrentarse a cálculos matemáticos. Esto terminaría por desarrollar en él una agilidad y talento en la materia.
En el 2012, Rodolfo ingresó a Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de San Antonio Abad. En el primer semestre enfrentó algunas complicaciones, debido a que tenía que ir a las cabinas de internet para completar algunas tareas.
Su madre, su gran soporte, lo ayudaría una vez más al comprarle con mucho esfuerzo su primera computadora.
Ese recuerdo me enorgullece mucho y lo valoró cada vez más, especialmente ahora que vivo rodeado de computadoras, nos dice conmovido.
En los últimos años de estudio, sus ganas de aprender y conocer lo que tenía por ofrecerle el mundo le plantearon la posibilidad de buscar una beca para una maestría en Brasil.
Un año después de terminar la universidad con honores se encontraría cursando una maestría en Ciencias de la Computación en la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil.
“Gracias al apoyo que me dieron mis compañeros y mis asesores de tesis, me animé a buscar formas de poder salir del Cusco para superarme y encontrar un mejor futuro”, manifestó agradecido.
En Brasil pudo adaptarse con éxito. Forjó amistades que mostraban particular curiosidad por saber de su lugar de origen. Al finalizar la maestría, decidió presentarse a una convocatoria efectuada por Microsoft en Sao Paulo, a la cual casi no asiste porque no le alcanzaba el dinero para el bus. Sin embargo, se las ingenió para llegar a la que sería la oportunidad de su vida.
Logró que le otorgaran la pasantía e ir a Estados Unidos, donde se encuentra la sede principal de Microsoft. Se desenvolvió con tal destreza que esa multinacional lo quiso de vuelta, pero esta vez para formar parte del equipo de manera oficial.
El ingeniero cusqueño se mudó en marzo del 2020 a Estados Unidos. Su etapa de adaptación fue más fácil debido a que ya había tenido la experiencia de vivir en un país ajeno al suyo, Brasil.
En la actualidad, trabaja en el área de Microsoft Azure, una nube pública de pago por uso que te permite compilar, implementar y administrar rápidamente aplicaciones en una red global de centros de datos.
Se encarga de hacer un seguimiento en la programación neurolingüística (PNL) de los historiales clínicos, para que estos puedan generarse de manera automática en tiempo real, sin dejar de lado la privacidad de los datos del paciente.
Se encarga de liderar proyectos de incubación que incluyen colaboración entre equipos, análisis de oportunidades de mercado y el desarrollo de aprendizaje automático de la PNL.
Rodolfo Quispe ha demostrado que la constancia es pieza clave para alcanzar los objetivos propuestos. Y si de algo estamos seguros es de que este talento cusqueño seguirá representándonos tan bien como lo ha hecho hasta ahora.
“El talento te puede ayudar, pero la constancia y las ganas son las que definirán tu suerte”, dice a modo de despedida. Y tiene toda la razón.