A combazos fue asesinado el ciudadano Hipólito Quilluya Vera (65), al interior de su vivienda en el centro poblado de Arcata, en la provincia arequipeña de Condesuyos.
Antes de huir el asesino, lo puso sobre la cama y le tapó con frazada para hacer creer que estaba durmiendo. Todo apunta a qué el crimen ocurrió el 7 de agosto, y recién cuatro días después fue descubierto.
Según la investigación policial, fue su sobrino Héctor (28) que viajó desde Arequipa, y al no tener respuestas de su tío decidió abrir la puerta de su habitación. Allí encontró la terrible escena y comunicó a los agentes de Arcata.
Desde Arequipa, un equipo de Homicidios y Peritos de la Divincri viajaron este miércoles, y corroboraron que el cráneo del varón estaba destrozado. Muy cerca se halló los dos combos que usaron para el terrible crimen. Estás herramientas estaban aún con manchas de sangre.
El cuerpo fue llevado hacia la morgue de Chuquibamba, y allí arrojó que murió por hemorragia subaracnoidea, fractura de huesos craneales y TEC grave. Es decir, se desangró por las lesiones que le causaron.
Tomó con su asesino
Por los restos de licor que se halló en la habitación, se presume que la víctima y su asesino estuvieron tomando licor juntos. Por eso la hipótesis de las autoridades es que el asesino es de su entorno o lo conocía.
La investigación quedó a cargo de los agentes de Homicidios, quienes ya tendrían identificado un sospechoso que ahora es buscado para que responda a la justicia.
Se supo que Quilluya era beneficiario del programa Pensión 65, y era su único ingreso económico. Al parecer, el varón no tenía hijos y por eso nadie lo encontró muerto los cuatro días que permaneció en su habitación.