Una de las cosas que caracterizaba a Julio Huallpa A. (62), es que trabajaba con pasión y siempre con buena voluntad. Le quedaban dos años para jubilarse y desde hace 6 años trabajaba para Silsa haciendo limpieza en el hospital EsSalud de Yanahuara de Arequipa.
Cuando empezó llegó el coronavirus a la ciudad y los contagios fueron propagándose, Julio había pedido ser aislado como corresponde por ser adulto mayor, pero de la empresa le habían negaron. «No es población vulnerable», le había indicado el jefe zonal de Silsa en Arequipa, Américo Rosas. La propia hija de Julio lo corroboró.
Bajo esas circunstancias, Julio continuó sus labores sin problemas hasta el 26 de junio, hasta que ese día presentó síntomas de Covid-19 y fue llevado de emergencia hasta el mismo hospital donde trabajaba. “Esa vez le dieron 3 inyectables de penicilina y lo enviaron a casa», dice su hija Patricia.
Pidieron que sea apartado nuevamente y la respuesta fue la misma. Así con fiebre y enfermo volvió a trabajar hasta que el 1 de julio fue llevado nuevamente a emergencia. Le hicieron la prueba rápida y tras salir positivo, fue «hospitalizado». Resistió hasta este miércoles 8 de julio que murió en un ambiente frío, sobre una camilla vieja y sin asistencia médica.
“Murió como un pe… ni los médicos lo visitaron para ver que necesitaba o que medicamento debían administrarle. ¿De que sirvió tanta dedicación a sus trabajo ya la hospital? ”, por eso ahora lucho por ustede s´para que no les pase lo mismo. Si pueden váyanse, para que no terminen como mi padre», dijo su hija Patricia a los compañeros de su padre.
Ella asegura que todos los días pedía una atención para su padre y no lo consiguió. Asegura que los medicamentos que le hacían comprar, amanecían sin ser usados. «Le decía, ¿papá, no te han puestos estos medicamentos? el me respondía, no hija, nadie ha venido».
Los primeros días Julio estuvo en una silla de plástico y luego que sus propios compañeros de trabajo «consiguieron una camilla vieja en el basurero, se la limpiaron y le pusieron ahí. Luego, también ellos dijeron que había un ambiente al lado de observación donde estaría más protegido del frío. Ahí estuvo junto a otro paciente sin que ningún médico lo visite», dice Patricia.
Lo cierto es que Julio murió en completo abandono, pocos sabían que estaba enfermo con el virus. La mayoría de médicos que trabajaban con él, se enteraron de su muerte cuando su hija salió hacer su denuncia pública a través de este medio. Ahora su hija solo busca justicia. Considera que hay responsables que deben responder a la justicia.
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