Por el Tio EPA
Sin duda, no es un ejemplo de madre pero hoy que se recuerda el Dia de la Madre, se me viene a la mente muchos casos sociales que hicimos y tantas historias que contamos. Una de ellas es de Marisol Palomino Choquepata.
Ella mató a su hijo Lian de 2 años y ahora cumple su condena en el penal mujeres de Socabaya. En noviembre del 2018 ahogó a su hijo de dos años y tras la noticia fue linchada en las redes sociales. Sin ánimos de justificar o que sientan pena por ella, queremos contar su historia a manera de reflexión.
Marisol nació en Ñuñoa (Melgar Puno) y creció en medio de una violencia familiar. Su padre era alcohólico y con mucha frecuencia maltrataba a su madre. Cuando su progenitora murió, la adolescente decidió abandonar su pueblo y partir hacia Arequipa en busca de una vida diferente. Hasta entonces nunca imaginó que lo peor estaba por venir.
Ya en la Ciudad Blanca, no consiguió trabajo y los primeros años vivió en la casa de sus familiares lejanos que poco a poco también se cansaron de ayudarla. Pronto le darían la espalda. La consideraban como una «carga».
En medio de su pobreza, abandono y soledad, empezó a buscar trabajo por la ciudad y conoció en una combi de Cayma que hacía la ruta a la Feria El Altiplano de Miraflores, a Wilbert Arque. Ambos creyeron en el amor a primera vista y tras intercambiar sus números de celular, empezó el romance. Era un amor similar a las que se ven en películas con finales felices. Mensajes llenos de promesas y durante todo el día.
Al poco tiempo, tuvieron su hijo y las cosas empezaron a cambiar. Llevaban en su espalda la pobreza. Marisol asegura que en una discusión Wilbert rompió su celular y tras la pelea ella lo acuchilló. Wilbert lo denunció ante la Fiscalía y en el proceso le dieron a Marisol, dos años de pena suspendida y el pago de 700 soles a favor de Wilbert. La joven nunca reunió el dinero y ahí empezó su vía crucis . Las notificaciones de la reparación civil eran constantes y de no cancelar el monto la pena era efectiva. Es decir, sería enviada a la cárcel.
Marisol empezó a trabajar desde vendedora hasta ayudante de cocina pero no le iba bien. Tener a su bebé al lado le complicaba. Tiempo después encontró como empleada de hogar. Antes del mes la despidieron por los llantos del pequeño y lo peor de todo, sin pagarle. Wilbert también le había botado de la casa donde vivían y la joven no tenía donde ir.
Empezó a vender caramelos y chocolates en las calles y ahí conoció a un señor que le ofreció cuidar sus terrenos en Cerro Colorado, por la Vía de Evitamiento. Si bien no pagaba alquiler, tampoco el señor le iba a dar algún incentivo económico. En el lugar no había agua ni luz y se vio obligada en salir de allí. Además, cuenta que era muy lejos.
Sin embargo, cuando se retiraba el hijo del señor (mantendremos en reserva el nombre del hijo por la investigación) la interceptó y la convenció de ir a comer. Marisol aceptó sin dudarlo porque llevaba tres días sin probar alimentos, Apenas tomaba agua y solo a su hijo le daba galletas y jugos de un sol.
Tras conocer la crisis de la joven, este sujeto no la llevó a comer sino a un hotel donde la obligó a mantener relaciones. La joven contó a la Policía que soportó el abuso creyendo que la iba ayudar como habían quedado, pero no fue así. Este sujeto no tuvo ni piedad del pequeño que lloraba de hambre mientras este seguía abusando de su madre.
Al día siguiente, el varón abandonó el hostal Olimpo y dejó a su suerte a Marisol. Ella no tenía para pagar el hospedaje ni dinero para comprar algo de comida para su hijo. Por eso decidió vender su celular al cuartelero que tampoco aceptó. Le había dicho, «es muy simple y quizás es robado».
En medio de toda esa desgracia, aseguró que en un arranque de crisis ahogó a su hijo en un lavador de agua. Contó a la Policía que no soportaba más su miseria y menos que su hijo llore por hambre. Se arrepintió pero tarde. Ella misma cargó a su bebé en una manta a la posta de Cerro Colorado, pidiendo que resuciten a su hijo. Los médicos nada pudieron hacer porque el infante tenía varias horas de muerto. Solo le aconsejaron que vaya a la comisaría y así ocurrió.
Tras el parricidio, apareció Wilbert que aceptó no saber nada de su hijo y Marisol, hace dos meses. También justificó su falta de preocupación indicando que perdió contacto con la madre de su hijo desde que ella supuestamente la bloqueó de su celular y luego cambió de número.
Mientras Marisol era enviada a prisión preventiva, Wilbert lloraba en el ataúd de su hijo. Junto a su familia lo sepultó en el cementerio de El Porvenir Miraflores. Todos tenían un rencor a Marisol, a igual que la sociedad.
¨Es la primera vez que siento pena por una parricida. Saber lo que pasó y también conocer su miseria sin que nadie la ayude, es terrible. Muchas veces hemos tenido la Divincri llena de familiares de asesinos que hasta cuestionan nuestro trabajo, pero esta vez ningún alma vino siquiera a preguntar por ella. Tanto así que le hemos tenido que dar ropa para que se cambie y comida mientras estuvo con nosotros¨, cuenta la suboficial que estuvo a cargo de la investigación.
Nuestro agradecimiento
Si bien este crimen es condenado desde todo punto de vista, nos sirvió a nosotros a asumir un compromiso con la sociedad. Siempre hemos tratado de ayudar en la medida posible a mujeres y varones que piden ayuda para sus hijos. Se nos viene a la mente la historia de Marisol que estamos seguros, solo necesitaba una pequeña ayuda para salir de su crisis. Hemos compartido lo poco que tenemos y casi siempre hemos apelado a nuestros seguidores para que nos ayuden a aliviar las necesidades. Por todo eso, muchas gracias a todos.
Recuerdo que una vez una colega del Diario El Pueblo (Elizabeth Huanca) nos pidió hacer un caso social de una madre de Cusco sin recursos que tenía a su hijo hospitalizado en el Honorio Delgado, y luego de subir el caso a la página de Epa Noticias, la ayuda llegó en menos de 30 minutos. En honor a la verdad, la señora reunió más de 10 mil soles en solo unas horas y también recibió pañales y hasta alimentos en cantidad. Tenía hasta para regalar.
Y así siguieron más casos como la abuelita que vendía sus tejidos, la abuelita de las ollitas de barro, la madre heladera, y así por enumerar varios casos que tuvieron (digamos) un final feliz.
Ahora, en medio de esta crisis que nos afecta a todos por el Estado de Emergencia que busca evitar la propagación del coronavirus en nuestro país, también nos han escrito varias madres y hasta padres en busca de ayuda. Gracias a nuestros seguidores hemos podido aplacar sus necesidades y gracias nuevamente a todos.
En este día especial, es un justo reconocimiento a todas estas madres que han perdido la vergüenza y hasta se han ganado muchos insultos, solo por pedir ayuda y tener un plato de comida para sus hijos. «Prefiero a esa humillación de la gente, que critica sin saber la realidad, a que mis pequeños mueran de hambre», nos dijo días atrás Estefanía, una madre que pidió ayuda en nuestra plataforma y que ahora nos escribió para agradecer al público.
Sin duda, es un Dia de la Madre muy diferente. Muchos hijos tendrán la dicha de poder pasar con sus madres y hasta abrazarlas. Otros no podrán ni tocarlas por cuidarlas de un posible contagio. Algunos solo podrán saludar mediante una llamada, videollamada o mensajes. Todo cuenta. Es una época difícil para todos. Muchas madres no tendrán ni un plato de comida por esta crisis. Si tu amigo, amiga, tienes la posibilidad de hacer sonreír a una madre, no lo dudes. Empecemos por ser solidarios y empáticos. Dejemos las críticas y cambiemos este mundo. Un FELIZ DIA DE LA MADRE de parte del equipo de EPA NOTICIAS.